Hermosos,
no sé qué hacer. Que al principio parecía que era la granciudad que abría
sus fauces y me atrapaba en sus miles de planes y rincones, y no, que a mí lo
que me está engullendo es mi propia vida. No quiero ser yo. No quiero ser
infértil. No quiero ser mamá más. Me enrabieto, lloro, me enfado, por dentro
grito como una niña pequeña en la cola de la caja del Carrefour a la que no
quieren comprarle chucherías. Pataleo. Esto no puede estar pasando. Quiero una
máquina del tiempo. Me la pido para Reyes. O para antes. Para ya. Para ayer.
Necesito
que se detenga el mundo. Unos días, unas semanas, unos meses. Un respiro. Un
suspiro.
Me voy
a hacer de piedra. Me voy a convertir en estatua, en un homenaje a la hipster
que fui. Es un plan perfecto.
Últimamente,
lately, todo todito lo he hecho mal. Una cagada tras otra. Me han superado las
circunstancias, me he comportado como un ser unicelular en lugar de como una
persona humana. Está claro que en esta vida no sabes cómo vas a reaccionar a
los acontecimientos hasta que no te toca vivirlos en tus propias carnes.
Lección aprendida.
Nunca
había iniciado un proyecto con tanta ilusión, nunca había dejado tantos miedos
atrás. Nunca había soñado tanto y tan seguido. Nunca había tenido tan claro
hacia dónde se dirigía mi vida. Nunca me había sentido tan fuerte, tan bella,
tan capaz, tan perfecta. Nunca había estado tan pendiente de mí, de nosotros,
de los espacios, de las ausencias. Nunca había llorado tanto y tan amargamente.
Nunca había encontrado tantas fuerzas tantas veces. Nunca me habían dado una
bofetada tan sonora.
Pero
ahora estoy rendida. Me rindo.
Y ya no
sé lo que quiero. El tiempo es muy puñetero. El tiempo es la diferencia más
importante entre las parejas fértiles y las infértiles. El tiempo te empuja a
pensar, a imaginar, a suponer, a analizar. El tiempo te roba la inocencia.
Me he
olvidado de las bases por el camino. He descuidado lo más precioso que tengo. Me he perdido en los detalles. Me ha
pasado por segunda vez. Chatos, esta es mi primera y última entrada seria. No
esperéis que vuelva a lloriquear, porque no lo volverá a pasar (“never say
never, hipster sobradilla”).
Solo
voy a reír. Seguiré contando mis andanzas por la granciudad, os hablaré de mis
pardilleces y tontunas, e intentaré evitar en la medida de lo posible el tema
preñamiento. Estoy harta de pensar en ello, de sufrir por ello. Demasiada incertidumbre como para dedicarle ni un minuto más. Demasiado dolor, demasiado reciente, demasiado egocéntrico. Tengo otros frentes más importantes en los que luchar, otras batallas más estratégicas que ganar. Una vida partida en dos o en mil que recuperar.
Desde ya os digo que os voy a echar de menos, a todas las personas
de las que tanto he aprendido sobre maternidad y crianza primero, e
infertilidad después. Me va a costar
porque aunque no quiera sigue siendo parte de mí... pero necesito aparcarlo una
temporada. Olvidarme de lo que ha ocurrido. Ser únicamente hipster un ratito
más.
Espero
que aun así os quedéis por aquí y me acompañéis. Gracias por todo lo que me
habéis dado, mi comunidad 2.0.