sábado, 16 de septiembre de 2017

Bye, bye, primer trimestre

Ya no confío en nada ni en nadie, he perdido la poca fe que me quedaba en la humanidad. Cuando vuelva a leer por ahí eso de que durante el primer trimestre las náuseas son muy comunes, voy a hacer como que me lo creo. Igualito que cuando la peña me contaba que se preñaba locamente, igualito.


My face de oh, sí, oh, claro...


Ahora que se supone que lo peor ha pasado y ando bien entrada en el segundo trimestre y las mujeres me quieren ceder el asiento en el bus (¿yaaaaaaaa?) y el charcutero y el frutero me preguntan si espero (como dice parejo: "¿qué esperas?", y yo sobre todo espero comeeeeeeeer), resumo a continuación mis síntomas del primer trimestre del preñamiento:

  • Dolor y molestias de premenstrualidad profunda los primeros días, quizá las primeras tres semanas; pero de premenstrualidad segura, de esa de "buah, esta beta va a ser más negativa... si lo sabré yo, que soy una ceniza y nada me sale a la primera y la muerte, ira y destrucción definitivas están acechando a la vuelta de la esquina".
  • Cansancio supremo, a cualquier hora, en cualquier lugar. De querer irte a dormir a las nueve de la tarde en pleno mes de julio. Del que misteriosamente desaparece en el mismo momento en el que te dan vacaciones. Mmm, tengo la ligera sospecha de que esto no era síntoma de preñamiento sino de otra cosa.
  • Tirones cuando me río boca arriba (¿os he dicho ya que me río mucho últimamente?), a veces cuando estornudo y cuando hago la postura de la cobra en yoga. Específicamente.
  • Meo más y hasta me he levantado a mear en mitad de la noche algún día. Claro que si considero que he bebido más aquarius (total, paná, que he leído en un estudio que eso de que favorece la implantación es una mandanga y yo me he hecho cuentas y a dos botellas por día durante 14 días, me he dejado en aquarius casi 45 pavos) y agua que en toda mi vida junta, a ver si lo de evacuarlo tampoco va a ser cosa del preñamiento. 
  • El ombligo parece un cráter. Meto el dedo gordo sin tener que separar las pielecillas, las pelusas han tenido que buscar un nuevo refugio. Pobres. Y tengo una barrigota que parece de 4 meses; me sorprendo preguntándome si ya estaba así de antes y no me di cuenta. Me preocupa. Creo que aquí la estimulación del tratamiento y las hormonas de más que llevo en el body tienen parte de culpa. 

Y ya. Como dije, ¿ascos? ¿Náuseas? ¿Sensibilidad extrema? ¿Superolfato? ¿Lloreras, cambios de humor? Nasti de plasti. No he estado más estable en mi vida, andaré hormonada hasta las trancas pero oye, la dosis es consistente y todo bien. Por el momento. 

Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. Pues ahora q lo dices, a mí el embarazo tb me ha aportado una serenidad q en la vida, oiga. Esperemos no volver a la neurosis habitual cuando paramos!

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    1. Esperemos, gensanta, esperemos que este halo de espiritualidad y melachuflismo haya venido para quedarse.
      Un abrazo fuerte, querida

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