domingo, 3 de abril de 2016

El misterioso caso del gato maullando sobre el toldo en la calle Magdalena

El pasado jueves fue un día muy, muy especial. 

Cogí el metro. 

A lo loco. 

Ya os he contado que acostumbro a ir andando a todas partes. Es lo que tiene el centro de la granciudad, que apetece pasear e ir contemplando las ventanas con luz. 

Pero después de una durísima jornada de curro y de haber quedado con Lagalu81 en el Café Manuela en Malasaña (sitio que os recomiendo encarecidamente si no lo conocéis) para darle su patito y tomarnos un batido de fresas y un zumo natural de kiwi y manzana, no me sentía con ánimos de caminar media hora hasta casa.

Así que cogí el metro.

Y me adelanté de parada. 

Sí, no me pasé de parada, me adelanté. 

Soy lerder.

El caso es que oí el "tiruri, tiruri, próxima parada...", me hice mi esquema mental, y me bajé. No me di cuenta de que me había confundido hasta que no estaba en la calle. Y tardé un rato.

Menuda cara de gili que se me quedó. 



"Joder, joder... pa unas prisas"- pensé, con las ganas que tenía de meterme en la cama y dormir hasta el infinito y más allá- "Pues nada, enfilo la calle Magdalena y en un periquete estoy en casita".

Lavapiés suele tener jaleo: timbales, grupos de gente que habla alto en las terrazas... pero no recordaba yo escuchar gatos maullando como asustados. O como cuando están dos gatos enzarzados en una pelea, que tienen así como un maullido gutural. ¿Sabéis como os digo?

Pues además de los timbales y los grupos de gente hablando alto gritando en las terrazas, se escuchaba un gato maullando rítmicamente. Solo uno, con el dichoso maullido gutural. 

"Nada, que se habrán encontrado dos gatos callejeros y estarán peleados por alguna gata, que para eso es primavera"- pensé, como si esto fuera el chiquipueblo. 

En el chiquipueblo hay muchos gatos que se baten en duelo por las gatas. En en centro de Madrid, la verdad es que aún no he visto gatos callejeros peleándose. 

No sé, a veces tengo una lógica aplastante. 

El caso es que el gato de marras no paraba ni un segundo. Miaaaaaauuuuu, miaaaaauuu, cada vez más cerca. Cada vez más. Y yo mirando en todas direcciones, ni rastro del animal. 

Hasta que por fin, ¡chachán! ¡Acera cortada, intransitable, atestada por la multitud! ¡Patrulla vecinal al rescate!



Un montón de gente llamando "misimisi" a un precioso minino negro de pelo largo y ojos verdes que había tenido la genial idea de salir por la ventana de su hogar y pasar de balcón en balcón, hasta acabar en el toldo del comercio La Huerta de Almería, y ahí ya sí que ¡terror!, ni para arriba ni para abajo, no encontraba el pobre el camino de vuelta, y permanecía quieto cual esfinge, mirando con cara de flipado a la multitud agolpada a sus pies y maúlla que te maúlla. 



Los dueños del local estaban intentando rescatar al gato, pero no llegaban subidos al cubo de basura. La dueña del felino, nerviosita perdida, intentando subir a su piso a buscar una escalera y diciendo en voz alta: "¿Pero cómo ha llegado éste hasta ahí? Qué ideas...". Los viandantes opinando sobre la situación:

- "Uy, mucha precaución, que este gato como te acerques, te suelta un zarpazo y a ver"- la agorera hipocondríaca que no se debía haber fijado bien en la cara de acojone del bicho.

- "Tendremos que llamar a los bomberos"- la que siempre que hay ocasión quiere llamar a los bomberos, nos ha jodío, están muy güenos, señora.

- "¿Y si cerramos el toldo y así tenemos más margen para cogerlo?"- claro, y si el gato se precipita, pues nada, que para eso tiene siete vidas.

Menos mal que los dueños del local sacaron una escalera, momento en el cual abandoné la escena del suceso, deseando que tuviera un final feliz.

Porque los gatos de Madrid maúllan para ser rescatados de los tejados toldos. Y los vecinos se amotinan en las calles para ayudar (y cotillear).

Y la Hipster Lajis se vuelve a casa sonriendo por dentro y contenta de haberse confundido de parada de metro.


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Pero qué alegría doble me habéis dado! Primero, por conocer el desenlace de la historia del gato maúllando en el toldo de vuestra tienda y segundo, porque me leáis, majos, que sois unos majos.

      Un abrazo grande.

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  2. Respuestas
    1. Sí, sí, hazte #fan o #muyfan, que la que va a acabar como la vieja loca de los gatos soy yo. Así cualquiera.
      Un abrazote, sigue pasándote por el blog, que si te ríes, eso es bien :)

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