jueves, 26 de marzo de 2015

Carta abierta a Almudena Grandes

Querida Almudena Grandes:

Mira, no sabía si escribirte o no, el caso es que al final me he decidido. 

Me ha costado reconciliarme con la literatura. Con tanta carrera y tanto máster, ya sabes, vicisitudes de esta generación hiperformada, los únicos libros que han entrado en mi hogar en los últimos años no pueden considerarse precisamente ficción. Ay, yo, que era una devoradora empedernida de novelas en mis años mozos, condenada a los manuales financieros. Qué sufrimiento. El tema es que en 2014 tuve vacaciones de verdad por primera vez en la tira de tiempo, y me descargué ilegalmente tu libro de "El corazón helado", que me ventilé en una semanita, quitándome horas de sueño. (No te enfades por lo de la descarga ilegal, porfi).

Ya conocía tu obra más o menos, el primero que me leí fueron "Las edades de Lulú", a escondidas, que no podía comentar la obra más que con el parejo y algunos colegas de mente abierta. Luego, un verano, pillé por banda "Castillos de Cartón", que me gustó muchísimo, tan sensual, tan tierno y amargo a la vez... Te prometo que el primero lo compré y el segundo lo cogí prestado de la biblio pública, para que veas que mi historial delictivo con las descargas es bastante reciente. 

Bueno, pues qué te voy a decir, "El corazón helado" me flipó. Se lo voy recomendando a todo el mundo con ánimo de un novelón larguito (no te preocupes que mis amigos son mucho de biblio pública). Fíjate, tanto me has enganchado, que después me he leído "Los aires difíciles", luego "Inés y la alegría" y la semana pasada me terminé "El lector de Julio Verne". Todos, descargados ilegalmente, a quién voy a engañar. 

El que más me ha molado con diferencia de los tres es "El lector de Julio Verne". 




Has conseguido transportarme a otro paisaje, otra época, y he visto el mundo con los ojos de un niño que no es tan inocente, como la mayoría de los niños (parece mentira que todos nosotros hemos sido niños, y desde luego yo, no sé los demás, he sido inocente pero también muy lista y me daba cuenta de muchas cosas). Me he emocionado en muchos pasajes, me he identificado con los personajes, podía oler la aceituna prensada en las almazaras... Que me ha encantado, vaya. 

Eso sí, Almu, una cosa te voy a decir, que si no reviento: esto de que la Filo se quede preñada a la primera de cambio de un guerrillero que baja una vez al pueblo desde el monte, me ha rechinado un poquitín, ¿eh? ¡Vaya alarde de fertilidad, no me jodas! 

No te lo tomes a la tremenda, que yo ando un tanto enajenada con el asunto este, y vale que la Filo es una jovenzuela, eran otros tiempos y no se esperaba a la treintena para la reproducción, y que la obra es ficción y todo lo que tú quieras, pero no te pases, Almu, que si quieres darle un toque realista al relato, por cuestión de probabilidades, habría sido más factible que la Filo le hubiera dado al mambo hasta la extenuación con el guerrillero y aquí paz y después gloria, ni preñamiento ni pamplinas. Cada uno a su casa y tan contentos.

Por lo demás, gracias por todo. Ya te cuento cuando termine "Las tres bodas de Manolita", que por el momento va bien.

Un cordial saludo.

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