A saber:
1. Tomarme mis gintonics del viernes por la noche sin remordimiento de conciencia. Fuera del chiquipueblo a ser posible, que los rodajones de pomelo con los que los acompañan me asustan un poquejo, oiga.
2. Levantarme a la hora que me sale de ahí mismo los domingos. Que para un puñetero día que tengo a la semana de no madrugar (siempre que no tenga un plan hipster que hacer también el domingo por la mañana, claro, que en los últimos tiempos estoy desbocada y hasta en domingo voy a la gran ciudad, ahí, de dominguera a la inversa), me gusta dedicarme a estar vuelta y vuelta en las sábanas.
3. Ir al teatro por la noche. ¡Toma planazo hipster donde los haya para emparejados sin hipstercitos! Cuanto más pequeña la sala y más modernita la obra, mejor.
4. Limpiarles el cajón de arena a las gatas (¡bieeeeen! Nótese la ironía). Señores, ¿acaso no sabían que tenemos dos gatunas rondando por el hogar del chiquipueblo? Las tendremos que trasladar a la gran ciudad también, por supuesto, no las vamos a dejar aquí muertas del asco a las pobres.
5. Seguir acudiendo puntualmente a mi cita con la depilación láser, aunque quitarme los pelos de la zona perianal sea lo más humillante que he hecho jamás.
6. Cenar sushi una vez al mes por lo menos. Que digo yo, con lo perezosa que soy para la cocina, podría hacer sashimi en casa (maki y eso ya no, que hay que andar enrollando), que total, es una rodaja de pescado crudo puesta sobre unas lechugas, ¿no? (Si hay algún iluminado entre los lectores al que le duelan los ojos de leer esta barbaridad y considere que debe instruirme en las artes culinarias orientales, que comente, por favor).
7. Coger todos los vuelos y pasar fuera de casa todas las noches que exige mi curro sin necesitar un plan b para suplir mi ausencia. Que luego contratar canguros (joder, y más si las quieres hipster, a ver cómo pongo el anuncio cuando llegue el día) sale carísimo.
8. Pintarme las uñas de los pies, que imagino que con un barrigón sencillo no es. Con los colores tan modernitos que hay, que yo cuando llega la primavera saco el mint y ya no me lo quito.
9. Montarme de paquete en la moto del parejo ahora que empieza el buen tiempo. Pelos al viento.
10. Dar largas a todo el que nos pregunta: "¿y vosotros para cuándo?". Así, practicando el escapismo.
Ya se sabe, el que no se consuela es porque no quiere...
7. Coger todos los vuelos y pasar fuera de casa todas las noches que exige mi curro sin necesitar un plan b para suplir mi ausencia. Que luego contratar canguros (joder, y más si las quieres hipster, a ver cómo pongo el anuncio cuando llegue el día) sale carísimo.
8. Pintarme las uñas de los pies, que imagino que con un barrigón sencillo no es. Con los colores tan modernitos que hay, que yo cuando llega la primavera saco el mint y ya no me lo quito.
9. Montarme de paquete en la moto del parejo ahora que empieza el buen tiempo. Pelos al viento.
10. Dar largas a todo el que nos pregunta: "¿y vosotros para cuándo?". Así, practicando el escapismo.
Ya se sabe, el que no se consuela es porque no quiere...
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