Mi vida es un caos.
Y para terminar de rematar el asunto, estoy (estamos) en la búsqueda de nuestro primer hijo desde hace ya unos cuantos meses. Bueno, meses según mi parejo, que yo digo que son años, porque de base soy una cagueta y llevo la tira de tiempo aguantándome las ganas de reproducirme. Claro, con esa premisa, cuando te pones al lío y das rienda suelta a tus deseos clonadores, pues las hormonas se apoderan de todo tu ser y te conviertes en una loca que no veas, que son años ahí reteniéndote.
Señores, no me culpen, que no hay nada que hacer a estas alturas: están ya la hipoteca de ese piso en la gran ciudad firmada con el banco a 30 años y la caja de condones caducándose en el cajón de la mesita de noche (y los test de embarazo que compré en marzo de 2014, también, que aquí caduca todo, no se crean).
Ah, del curro, mejor ni hablamos, que esto es España en 2015 y no está el tema para pensar en jugar con el pan.
Ele, arrancamos el blog.
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